En medio del calor del desierto y dunas interminables, emerge un refugio que invita al descanso. Un oasis para conectarse con la naturaleza. Su paisaje de dunas, palmeras y huarango crea un lugar de encanto especial: se puede recorrer el antiguo malecón, disfrutar del buen sabor de la gastronomía regional, tomar un paseo en botes a pedales y, para los más aventureros, los paseos en tubulares y sandboard.